lunes, 31 de diciembre de 2012

21 muertos en una tumba

Otro final, otro comienzo,
más días y menos vidas,
líderes en que no creo,
la inocencia del que no existía,
el recuerdo que besa mi mente
y otra escuela cerrada a mi espalda
son la moneda que incredulamente
no gira pero igual se paga.

Suena el funeral de otro año
enterrado nuevamente en mi cara,
trayendo algunas tonadas perdidas
e ironicamente un poco más de calma,
se traen flores ya marchitas
y algunas otras que no nacieron,
se traen algunon ramos de alegría
y muy pocos de consuelo.
Y digo "se traen" porque yo no traigo,
no son de mi mano su belleza,
pues lo que traigo es al muerto,
el cadaver hecho tiempo.

Anuncian las campanas
los llantos y despechos,
las cartas que en un lecho
veintiún reflejos nunca contarán.
Anuncian las bendiciones,
la pena y la desdicha
de una sola persona
en compañía sufrirá.
Yo veo desde la caja 
donde en vida me enterraron,
un muerto bien parado
pensando que vivo está.
Ahora salgo de la tumba
sin importar si dejo pista,
para ellos y su vista
solo una vez al año hay funeral.

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