Supieras vos el color de mi piel,
que las hendijas cicatrizadas
te llaman con cada noche,
que aunque no sos vos Luna,
sos una aurora al alcance de mis dedos...
Supieras vos que mis suelas gastadas
desean enrumbarse nuevamente a tu aposento,
ser barco hacia un mar,
ser la huellas creando el camino
hasta tu cintura y tus labios,
un viaje sin retorno al clamor de tu lengua
y estacionarme al pie de tu cama
para que mis bardos se realicen en tu inspiración,
dejarlos saciarse hasta el cansancio
de la copa concebida en tu mirada,
perderse en la inconsciencia
para despertar en la cadena de tus brazos...
recitarte con mis yemas
la poesía de tu espalda...
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