Ké será lo ke hay en la cueva?
nubes, niebla, humo, fuego y un poco de mierda,
tiempo y al rato un peñado de letras
quemadas y fundidas en una escuela,
una voz, varios llantos y trasnoches
callejeros con furia del ke no conoce
la ruta ni la luz de esta eterna noche,
pero que su sangre no tendrá nunca pose,
menos precio ni cartel de estar en venta
el terreno y la mente de este sin meta,
acá nunca cabrán esos chicles de menta
para disimular el olor de su ira directa,
esa llamarada sigue tatuada
en todo instante no se apaga,
ni con agua ni con plata,
yo más bien les escupo en la cara.
Aquí se aman las preguntas,
no la hablada de rata astuta,
esas ke les dicen hijueputas,
pero ellas sí bretean por su jupa,
ellas no merecen tales insultos,
la sociedad fue cagada por esos cultos,
no su necesidad de salir adelante,
de darle de comer a los güilas con hambre;
esos muy conscientes malparidos
ke no castigan el delito,
premian su maldita malicia
y le aplauden su codicia,
en su escuela robar es materia,
aprender cómo ser bacteria,
cagarse en el pueblo,
kitarle hasta el alienteo,
mamar de su bebedero
mantenido con dinero
del ke no es de ellos,
es de los que llaman perros,
amaestrados para el voto,
van marchando a su antojo,
ellos le cierran el ojo,
su sangre no es de rojo,
es de verde avaricia
no esperanza creativa,
dicen yo te doy misa
y tu dame ya tu vida,
no te preocupes por la comida,
dios te dará todo en tu vida,
pero no, no es la verdad,
la historia no pinta igualdad,
pinta a sangre y prepotencia,
primer fe, luego comprar es presencia...
jueves, 29 de noviembre de 2012
domingo, 25 de noviembre de 2012
Entre cuatro paredes
Solo las fauces de la muerte
podía ver mi propia vida,
Sola ante la mala suerte
se escuchaba mi despedida.
podía ver mi propia vida,
Sola ante la mala suerte
se escuchaba mi despedida.
Solo lo que pedía
Eran los aranceles de otra vida,
La que aunque yo gritaba,
Desesperado por decir nada,
Penetraba el vacío
Y el mismo, nada en mis bolsillos,
Pero que putas andarán
En estos parques bienaventurados?
Igual que la maldita sonrisa
Que me dirigían todos los atados.
Se reían los malnacidos demonios
Que en la pared dibujé con sangre,
Se reían de su inexistencia
Y de mi puta imprudencia,
De mis humos ya sin hambre
De mi tan perdida inocencia,
Irónicamente en letras intenté
Desgarrar la puerta y las paredes,
Pero no logré más que nada...
Más que golpearlas con mi frente.
viernes, 23 de noviembre de 2012
Delirios de Finales
Me van floreciendo ojeras en la cara,
se cultivan con la oscuridad de la medianoche
mientras apuñalo mi cuerpo por minutos;
un cigarro mal fumado
para colmar la ira y mantenerla en el horno.
Intento decidir a cual balcón acudir,
tal vez Julieta se vista de chola esta noche,
tal vez su cabellera será las cuerdas con que se definan
las tonalidades de sus gemidos en nuestra tumba,
o tal vez el café ya se me subió a las neuronas
al notar que es medio día
y las almohadas tomaron vacaciones en otra casa.
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