domingo, 25 de noviembre de 2012

Entre cuatro paredes


Solo las fauces de la muerte 
podía ver mi propia vida,
Sola ante la mala suerte
se escuchaba mi despedida.
Solo lo que pedía
Eran los aranceles de otra vida,
La que aunque yo gritaba,
Desesperado por decir nada,
Penetraba el vacío
Y el mismo, nada en mis bolsillos,
Pero que putas andarán
En estos parques bienaventurados?
Igual que la maldita sonrisa
Que me dirigían todos los atados.
Se reían los malnacidos demonios
Que en la pared dibujé con sangre,
Se reían de su inexistencia
Y de mi puta imprudencia,
De mis humos ya sin hambre
De mi tan perdida inocencia,
Irónicamente en letras intenté
Desgarrar la puerta y las paredes,
Pero no logré más que nada...
Más que golpearlas con mi frente.

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