Oh, Luna Nueva,
das lazos a mi mente,
me engañas diciendo que no estás,
me tratas como siervo
y yo angustiado de desobediencia,
me postro a tu voluntad.
Oh, tu, Nueva Luna
cuentas los pasos
para siempre estar más allá,
dejas los aullidos
en las sombras tras la vela,
pues sabes, no soy luz
y no la quiero...
sabes como pocos astros
que abandono las sombras
solo para cerrar los ojos,
tienes totalmente calculado
la incertidumbre en que mis ojeras,
aún siendo vastas en mi rostro,
las hago a un lado
solo por tener un poco de las tuyas.
Sabes, oh Negra Luna,
eres el instinto de mi tinta,
que aún sin pronunciarte
mi clamor arriba a tus oídos,
conoces mis yemas en tu espalda,
mis ansias de canela
y por el vino que se derrame de tu boca,
Sabes y tomas disposición,
Sabes y te pones en posición,
en la estancia
donde hago honor a mi Lobo,
siendo autor de mil retazos
y tu, la invisible musa
saboreando mi sangre en tus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario