Vuelve la expectativa,
una inseguridad tranquila
destilándose de mi piel,
el volver a tener malas esperanzas,
mas no en el viento
ni en su ondeante cabello,
sino en la profundidad
de unos ojos que solo he podido admirar,
(en la medida de mi gusto)
en la ilusoria mente,
solo ahí he podido tergiversar realidades,
enredarle el pelo sin cama,
mas con un ventolero de palabras y risas,
un cafelate y la sinceridad
de una mirada distinta.
Nuevamente los espero's
los cafés de vela y desvelo por la dama,
la trama de un cuento sin su bardo
y una guitarra que se me insinúa a dos voces en el acto,
mientras tanto
yo perdido tras el humo incierto,
concuerdo mudo sin escenarios cuerdos
la cuerda que fantaseando mi diestra
siniestramente desata involuntaria,
toma mano de los dedos
al recitar entre un mundo de sordos
la sonrisa de un muerto.
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