viernes, 12 de abril de 2013

18:13

Alimentando las viejas manías
se contempló la contidianidad,
cómo el atuendo de mi gemelo
al mirmarme a los ojos, 
reflejó claridad;
la tan preciada transparencia,
común para los ojos ajenos,
el observar con poca paciencia,
la sinceridad de lo que no vemos,
en las esquinas enajenadas,
primogenitas de algún maldito café,
el portal metáforico de un espejo
concretó la presencia que no pensé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario