Maldigo las ganas
Maldigo las esperanzas que asechan las praderas del tiempo,
Seré solo un pastor de trastornos evidentes,
El señor feudal de los dolores,
La falta de visión
Y la perplejidad
Ante la incapacidad de derramar más sangre,
Pues soy un balde vacío de espantos…
Habían
tantos
que
se asustaron
y jalaron.
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