Una ira pura y oscura
concibió la portada de una historia futura,
el placer de que
el fuego consuma
esa estúpida basura
que la incoherencia conjura.
Con la contradicción propia que mi cuerpo movía
adentro se hizo afuera
y el ritmo ya no latía,
la cuenta de la correa
casi logró que muriera,
al ser yo el autor
de una sinfonía que no suena.
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