Aprendo y dicierno
un poco mejor cada Luna que pasa,
a veces cuando de su amparo carezco
al ser la acera un poco más almohada,
cuando lento intento relatar mi día,
o bueno...
los momentos en que la sangre más corría,
víctima, nuevamente merecida,
de la íntima relación
entre el puñal y la herida,
que tal vez
se me refleje en el caparazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario