Una gota cayendo,
victima de la gravedad,
una gota,
pues no hay más,
no busca compañera,
no es necesario,
en su ínfimo relato
escudriña su ser,
siente paredes,
piensa su techo,
escucha el duelo
de oxígeno e hidrógeno
por mantener el flujo
en sus latidos,
e instantaneamente comprende,
todavía falta,
la curiosidad le susurra,
es la ventana,
por fin la abre,
y en el suelo
se hace una
con las demás.
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