Estamos vestidos
estamos cubiertos
enajenados del tacto
enajenados del viento.
Se habla de amor,
de crueldades banales,
las novelas tan populares
que no desborda el televisor,
sino las que se notan a diario,
las que no cambian
ni con canal ni con horario,
pero no se habla del enfrentamiento
existente entre la piel y el aire,
entre los pies y el pasto,
de nuestra madre no habla nadie,
de como nos alejamos sin notarlo,
primero por necesaria protección,
luego al prescindir del tacto
se olvidó
que en la tierra existe un corazón.
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